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Asma inducida por el ejercicio
¿Experimenta tos, respiración sibilante o pecho apretado al hacer ejercicio? ¿Se siente sumamente cansado o le falta el aire cuando se esfuerza? Si tiene estos síntomas, puede ser una de las muchas personas que sufren de asma inducida por el ejercicio (EIA).
Aproximadamente el 7% de la población, o unos 20 millones de estadounidenses, sufren de asma, según la American Lung Association (Asociación Americana del Pulmón). Con el ejercicio físico extenuante, la mayoría de estas personas experimentan síntomas de asma. Además, muchos pacientes no asmáticos-hasta el 13% de la población, y hasta el 40% de los pacientes con rinitis alérgica, a menudo, personas con antecedentes familiares de alergias- padecen de asma asociada con el ejercicio.
Síntomas y factores desencadenantes
Si tiene asma inducida por el ejercicio, puede experimentar dificultades para respirar en un período de 5 a 20 minutos después del ejercicio. Los síntomas pueden ser: respiración sibilante, pecho apretado, tos y dolor en el pecho. Otro síntoma del asma inducida por el ejercicio es la falta de aire prolongada, comenzando frecuentemente de 5 a 10 minutos después de un ejercicio breve.
Los pacientes con este tipo de asma tienen vías respiratorias que son sumamente sensibles a los cambios repentinos de temperatura y humedad, especialmente cuando respiran aire más frío y seco. Durante la actividad extenuante, las personas tienden a respirar por la boca, lo que hace que el aire frío y seco llegue a las vías respiratorias inferiores sin pasar por el efecto cálido y humectador de la nariz. Con la respiración por la boca - también común en los pacientes con resfriados, sinusitis y rinitis alérgica ("fiebre del heno")- el aire sólo adquiere de un 60 a un 70% de humedad relativa, mientras que la respiración por la nariz entibia y satura el aire a un nivel de humedad del 80 al 90% de humedad antes de que llegue a los pulmones.
Además de la respiración por la boca, los contaminantes presentes en el aire, el alto nivel de polen y las infecciones virales de las vías respiratorias también pueden incrementar la gravedad de la respiración sibilante al hacer ejercicios.
Diagnóstico
Para confirmar un diagnóstico de asma inducida por el ejercicio, el médico:
- Obtiene el historial del paciente.
- Realiza un examen de respiración con el paciente en descanso para asegurar que el paciente no tenga asma crónica.
- A menudo puede efectuar un examen de respiración después del ejercicio.
La medición puede realizarse en una institución médica o "en el terreno". En el consultorio, un paciente hace ejercicios por seis u ocho minutos en una estera para caminar o bicicleta estacionaria para generar el esfuerzo suficiente para mantener un ritmo cardíaco del 80 al 90% del valor pronosticado máximo correspondiente a la edad. El paciente respira en una máquina de respiración llamada espirómetro, que procesa la capacidad del paciente para exhalar, o espirar aire. Este examen se efectúa antes del ejercicio y a diversos intervalos entre dos y 30 minutos después de dejar de hacer ejercicio. Una disminución por lo menos del 12 al 15% en el volumen de aire exhalado (comparado con el valor inicial) por el paciente en un segundo (llamado valor espiratorio forzado en un segundo, o FEV 1) indica posible asma inducida por el ejercicio.
En el terreno, puede evaluarse el flujo de aire espiratorio antes y después de una "carrera libre" de seis a ocho minutos o después de participar en un deporte o actividad que generalm ente induce síntomas respiratorios. El flujo de aire se mide nuevamente durante 30 minutos después terminar el ejercicio. Si bien puede utilizarse un espirómetro portátil, los médicos generalmente recomiendan un pequeño medidor de flujo máximo de bajo costo para demostrar la disminución característica del flujo de aire espiratorio después del ejercicio. En este caso se requiere una disminución del 15 al 20% para que se considere que la prueba da positivo para el asma inducida por el ejercicio.
Actividades recomendadas
Aunque el tipo y la duración de la actividad recomendada varía según la persona, algunas actividades son mejores para los que padecen de asma inducida por el ejercicio. La natación a menudo se considera el deporte preferido para los asmáticos y aquellos con tendencia a los broncoespasmos, debido a sus numerosos factores positivos: un ambiente cálido y húmedo, la posibilidad de practicarla todo el año, la tonificación de los músculos de la parte superior del cuerpo y la forma en que la posición horizontal ayuda a mover el mucus del fondo de los pulmones. Las caminatas, los paseos en bicicleta, las excursiones y el esquí alpino también son actividades con menos posibilidades de desencadenar el asma inducida por el ejercicio. Cuando hace frío, usar una bufanda o una mascarilla quirúrgica sobre la boca y la nariz puede reducir los síntomas al calentar el aire inhalado.
Los deportes de equipo que requieren un gasto rápido de energía, como el béisbol, el fútbol americano, la lucha libre, el golf, la gimnástica, las carreras de velocidad y el surfing tienen menos probabilidades de desencadenar el asma que los deportes que requieren una actividad continua como el fútbol, el baloncesto, el hockey y las carreras de larga distancia. Las actividades en el frío, como el esquí nórdico y el hockey sobre hielo también tienden más a agravar las vías respiratorias. Sin embargo, muchos asmáticos han descubierto que con el entrenamiento y el tratamiento médico adecuados, pueden sobresalir como corredores e incluso como jugadores de baloncesto.
Tratamiento
Los medicamentos inhalados antes del ejercicio son útiles para controlar y prevenir broncoespasmos inducidos por el ejercicio. El medicamento preferido para prevenir los síntomas del asma inducida por el ejercicio es un inhalador broncodilatador agonista beta 2 de acción breve, que se usa 15 antes del ejercicio. Estos medicamentos, que comprenden al albuterol, el pirbuterol y la terbutalina, son eficaces en el 80 al 90% de los pacientes, actúan rápidamente y duran hasta cuatro a seis horas. Estos fármacos también pueden utilizarse para aliviar síntomas relacionados con el asma inducida por el ejercicio después de que ocurran.
En las escuelas, las enfermeras de la escuela pueden administrar estos medicamentos a los niños. También está disponible un inhalador broncodilatador de acción prolongada que dura hasta 12 horas. Al usar estos fármacos antes de la escuela, muchos niños pueden participar en clases de educación física y otros deportes a lo largo de la jornada sin necesitar inhaladores de acción breve.
Si no se controlan los síntomas rápidamente con medicamentos, los pacientes deben hablar con su médico sobre el uso de medicamentos diarios que traten el asma subyacente, el proceso inflamatorio que está causando un aumento de la sensibilidad de las vías respiratorias.
Además de los medicamentos, un período de calentamiento antes del ejercicio puede disminuir la sensación de presión en el pecho tras hacer el ejercicio. Un período de enfriamiento, con estiramientos y trote después de una actividad extenuante, puede prevenir que el aire en los pulmones cambie rápidamente de frío a tibio y puede evitar los síntomas de asma que se producen después del ejercicio.
Los atletas deben restringir el ejercicio cuando tengan infecciones virales, cuando las temperaturas sean sumamente bajas o, si son alérgicos, cuando los niveles de polen y contaminación del aire sean altos. La respiración con los labios entrecerrados también puede ayudar a reducir la obstrucción de las vías respiratorias.
El asma y las Olimpiadas
Según un estudio reciente, por lo menos uno de cada seis atletas que representaban a los Estados Unidos en las Olimpíadas de 1996 tenía un historial de asma. Aunque entre el 4 y el 7% de la población general tiene asma, la cantidad de atletas olímpicos con asma fue considerablemente mayor. De cada 699 atletas, 117 (16,7%) presentaba antecedentes de asma o había usado medicamentos para el asma, o ambos. Setenta y tres (10,4%) atletas tenían asma activa, según su necesidad de medicamentos para el asma en el momento de los juegos, o su necesidad de medicamentos en forma permanente o casi permanente.
Entre los atletas olímpicos, el asma era más común entre los ciclistas de pista y los ciclistas de montaña y menos común entre los atletas que competían en bádminton, voleibol de playa, tenis de mesa y voleibol. Es interesante destacar que casi el 30% de los atletas olímpicos estadounidenses en 1996 que tenían asma o tomaban medicamentos para el asma ganaron medallas de equipo o individuales en su competencia olímpica, desempeñándose tan bien como los atletas sin asma (28.7%) que ganaron medallas de equipo o individuales.
El ejercicio es beneficioso para la salud física y el bienestar emocional. Aun cuando no estén compitiendo por medallas olímpicas, casi todas las personas con asma inducida por el ejercicio deben poder hacer ejercicios a plena capacidad si cuentan con el diagnóstico y el tratamiento adecuados.
Cuándo se debe ver a un especialista en alergias y asma
La publicación Cómo el alergista/inmunólogo puede ayudar: pautas de consulta y referencia citando las pruebas de la AAAAI proporciona información para ayudar a los pacientes y a los profesionales del cuidado de la salud a determinar cuándo un paciente puede necesitar una consulta o un cuidado especializado del alergista/inmunólogo. Los pacientes deben ver a un alergista/inmunólogo si:
- Tienen síntomas inducidos por el ejercicio que son inusuales o no responden bien al tratamiento con albuterol, nedocromil o cromoglicato.
- Han tenido anafilaxis inducida por el ejercicio o anafilaxis inducida por el ejercicio y dependiente de los alimentos.
- Quieren bucear y tiene un historial de asma.
Su alergista/inmunólogo puede darle más información sobre el asma inducida por el ejercicio.
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