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Asma infantil

 

Infecciones recurrentes o de una gravedad desacostumbrada

Los folletos Consejos para Recordar de donde fue extraida esta información han sido creados por la Comisión de Educación Pública de la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología.

El contenido de estos folletos sólo tiene propósitos informativos. No pretende reemplazar la evaluación de un médico. Si tiene preguntas o inquietudes médicas, llame a su alergista/inmunólogo.

 

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Infecciones recurrentes o de una gravedad desacostumbrada


Vivimos en un mar de gérmenes y todos acabamos infectándonos de vez en cuando. No obstante, aunque la mayoría de las personas puede recuperarse espontáneamente de la mayor parte de las infecciones, algunos experimentan infecciones recurrentes que requieren tratamiento con antibióticos. Por ejemplo, Lindsay, de dos años de edad, ha sufrido ocho infecciones en los oídos durante cada año de su vida. Mike, de 32 años, necesita antibióticos de seis a ocho veces al año para la sinusitis y la bronquitis. Tanto Lindsay como Mike tienen un problema debido a que sufren demasiadas infecciones. Aunque un aspecto del problema de las infecciones recurrentes es la gran cantidad de infecciones, el otro aspecto de este problema es que estas infecciones recurrentes suelen durar más y ser más graves que las que sufren la mayoría de las personas.
Por ejemplo, Arielle sufrió unas diarreas que duraron varias semanas cuando tenía cuatro meses de nacida, seguidas por una infección en la boca que se propagó a una gran superficie de sus nalgas. Andrea sufrió su primera infección cutánea a los 12 años de edad. Sus infecciones persistentes fueron provocadas por un tipo de bacteria que raramente causa infecciones en personas sanas. Probablemente hay una explicación para cada uno de estos cuadros médicos. Un alergista/ inmunólogo está entrenado para evaluar y tratar a pacientes con infecciones  severas.


Exposición y susceptibilidad a las infecciones


La infección se produce cuando un germen causante de enfermedades, como una bacteria, un virus o un hongo, invade el cuerpo. Para contraer una infección, la persona debe recibir el germen (exposición) y tener la capacidad de infectarse (susceptibilidad). La exposición es lo que le advertía la abuela cuando le ordenaba que no se acercara a Johnny porque estaba enfermo. Las personas que en su trabajo están constantemente en contacto con otras personas, como los maestros de escuela primaria y los vendedores, tienen más probabilidades de entrar en contacto con una mayor cantidad de gérmenes.
La susceptibilidad es más complicada que la exposición. Todos somos susceptibles a infecciones provocadas por miles de gérmenes. El propósito del sistema inmunológico es prevenir las infecciones al reconocer los gérmenes y eliminarlos o inutilizarlos antes de que puedan causar una infección. Notablemente, el sistema inmunológico posee la capacidad única de memorizar la "cara" de un germen y recordarla para siempre. Algunas familias de gérmenes tienen unas caras tan parecidas que cuando el sistema inmunológico memoriza la cara de un miembro de la familia, protege a la persona de la infección provocada por cualquier miembro de esa familia. Otras familias de gérmenes son tan diferentes que el sistema inmunológico debe memorizar cada cara individualmente. Una vez que el sistema inmunológico haya memorizado la cara de un germen particular y lo haya combatido con éxito, la persona ya no será susceptible a una infección causada por ese germen.
La primera línea de defensa contra la infección se encuentra donde el cuerpo tiene contacto con el resto del mundo -la piel- así como en las membranas que recubren el sistema respiratorio y el digestivo. Evidentemente, una herida en la mano tiene más probabilidades de infectarse que la piel sana. De igual manera, la irritación, la inflamación y las lesiones de las membranas mucosas que cubren la nariz, los senos y los pulmones abonan el terreno para los gérmenes causantes de enfermedades. Si la persona es alérgica a los acáridos del polvo, al polen y al moho durante todo el año, puede que tenga alguna lesión en las membranas mucosas que, a su vez, pueden incrementar su susceptibilidad a las infecciones. Una vez que un germen ha entrado en el cuerpo, el sistema inmunológico entra en acción.


Infecciones comunes


Las infecciones más comunes son las infecciones virales del sistema respiratorio: los catarros. El niño promedio entre 1 y 3 años de edad puede tener hasta 12 catarros al año. Los síntomas del catarro suelen durar de cinco a 10 días. Si un niño tiene 12 catarros al año, cada uno con una duración de 10 días y que por lo general se cura sin que se necesite tratamiento con antibióticos, usualmente no hay causa de preocupación. Sin embargo, podría dar la impresión de que el niño está enfermo la mitad del tiempo, ¡y en verdad lo está! Estas infecciones virales son un resultado del estrecho contacto que tienen los niños de corta edad con otros niños infectados, y por el hecho de que sus sistemas inmunológicos son relativamente inmaduros. Una vez que el sistema inmunológico del niño memoriza las caras de muchos de los gérmenes que causan los catarros, el niño se infectará con menos frecuencia.
Otra infección, la faringitis estreptocócica, es también una "enfermedad social" que contraen los niños y los adultos al estar en contacto con las personas afectadas. Aunque no entendemos del todo la razón por la que algunas personas sufren faringitis frecuentemente, sabemos que la faringitis recurrente rara vez es un indicador de debilidad del sistema inmunológico.
Muchas personas confunden la rinitis alérgica o "fiebre del heno", que causa una congestión, picazón y secreción nasal que dura semanas, con un catarro o una infección sinusal. Su alergista/inmunólogo le puede ayudar a diferenciar las alergias de las infecciones, o saber cuando están presentes al mismo tiempo. Una vez que se elimina la posibilidad de una alergia, su alergista considerará si sus infecciones son sencillamente un resultado de estar en contacto frecuente con otras personas con infecciones, o si estas infecciones son señales de advertencia de un problema en el sistema inmunológico llamado inmunodeficiencia. Existen muchas formas de inmunodeficiencia y aunque algunas son muy graves y pueden representar una amenaza para la vida, muchas son menos graves pero aun así lo bastante importantes para causar infecciones  recurrentes o severas.


Señales de inmunodeficiencia


Las personas afectadas por inmunodeficiencia sufren los mismos tipos de infecciones que otras personas: infecciones en el odio, sinusitis y neumonía. La diferencia está en que sus infecciones se producen con más frecuencia, a menudo son más severas, y tienen un riesgo mayor de complicaciones. Además, las infecciones rara vez desaparecen sin el uso de antibióticos y frecuentemente se vuelven a producir una o dos semanas después de finalizado el tratamiento con antibióticos. Estos pacientes necesitan con frecuencia muchos tratamientos con antibióticos cada año para mantenerse sanos. Los pacientes con ciertas formas de inmunodeficiencia tienen más probabilidades que otras personas de sufrir infecciones en ciertas partes del cuerpo, como los huesos, las articulaciones, el hígado, el corazón o el cerebro.
En la mayoría de los casos, la frecuencia de la infección es la preocupación más importante, pero a veces una sola infección con un germen poco usual es suficiente para que el médico considere necesario realizar una evaluación inmunológica detallada del paciente.
¿Cuántas infecciones son demasiadas? Los alergistas/inmunólogos suelen usar la frecuencia del uso de antibióticos para marcar la frecuencia de infecciones importantes. Los niños de más edad y los adultos con sistemas inmunológicos sanos rara vez necesitan tratamiento antibiótico. No obstante, por las razones mencionadas anteriormente, muchos niños de más corta edad reciben varias terapias de antibióticos cada año. Por lo tanto, la cantidad de infecciones del oído que puede ser "normal" en un niño de menos de 5 años es claramente anormal en niños de más edad y en adultos.
Las pautas generales para determinar si un paciente experimenta demasiadas infecciones son:

  • La necesidad de más de cuatro tratamientos con antibióticos al año en niños o más de dos veces al año en adultos.
  • La ocurrencia de más de cuatro infecciones de oído en un año después de los cuatro años de edad.
  • La aparición de neumonía dos veces en cualquier momento.
  • La ocurrencia de más de tres episodios de sinusitis bacteriana en un año o de sinusitis crónica.
  • La necesidad de antibióticos preventivos para reducir el número de infecciones.
  • Cualquier infección de gravedad inusual causada por bacterias, que generalmente no causan problemas en la mayoría de las personas de la edad del paciente.

Si usted tiene cualquier de las condiciones arriba mencionadas, su alergista/inmunólogo determinará si hace falta una evaluación de inmunodeficiencia. Con mucha frecuencia, esta evaluación puede proporcionar resultados tranquilizadores e incluso mejorar su inmunidad, ya que las inmunizaciones pueden formar parte de la evaluación. Si se detecta una inmunodeficiencia, un tratamiento oportuno previene las complicaciones de infecciones que contribuyen a empeorar otras infecciones y dificultar su tratamiento.
Aunque es de esperar que los niños pequeños tengan una gran cantidad de infecciones respiratorias, es importante detectar rápidamente en esta población la aparición de infecciones severas o inusualmente frecuentes, ya que generalmente las inmunodeficiencias más graves aparecen en los primeros años de vida. Entre las señales que avisan que se debe examinar más minuciosamente al paciente en busca de una posible inmunodeficiencia están la infección fúngica persistente en la boca o en la piel, diarrea prolongada o tos persistente. Si el médico de atención primaria o de familia cree que las infecciones del paciente superan el rango normal, debe considerar el envío del paciente a un especialista en alergias e inmunología.
Las formas más comunes de inmunodeficiencia son causadas por defectos en la capacidad del paciente de producir proteínas sanguíneas llamadas anticuerpos . Los anticuerpos son proteínas que se adhieren a los gérmenes y ayudan al cuerpo a eliminarlos. Unas sencillas pruebas sanguíneas pueden medir el número de anticuerpos que produce el organismo. Para  cabalmente la producción de anticuerpos, puede ser importante medir una respuesta específica de los anticuerpos administrando al paciente vacunas contra la difteria, el tétano y neumococos (neumonía) y realizando un examen de sangre antes de la inmunización y tres o cuatro semanas después. Los exámenes cutáneos o los exámenes de sangre más especializados pueden diagnosticar otras formas de inmunodeficiencia. En ocasiones se realizan exámenes cutáneos de alergia debido a que con frecuencia las alergias contribuyen a la susceptibilidad a las infecciones, y muchos pacientes con inmunodeficiencia también sufren alergias.


Tratamiento de infecciones recurrentes


¿Qué se puede hacer ante las infecciones recurrentes? La clave para minimizar los problemas con las infecciones está en entender la base de la inmunodeficiencia empleando las pruebas apropiadas. Una vez que su médico diagnostique correctamente su inmunodeficiencia, puede indicarle tratamientos que lo ayudarán a disfrutar una vida más plena. Hay tratamientos para muchas inmunodeficiencias. Por ejemplo, las formas más comunes de inmunodeficiencia se tratan a menudo con infusiones de anticuerpos llamados inmunoglobulinas intravenosas (IVIG), que esencialmente reemplazan los anticuerpos que su organismo no puede producir. Su alergista/inmunólogo tiene experiencia en estos tratamientos, que ayudan a recudir al mínimo las infecciones, acelerar la recuperación y fortalecer el sistema inmunológico.
Los pacientes con antecedentes familiares de inmunodeficiencia o infecciones severas no explicadas también deben a veces hacerse una evaluación de inmunodeficiencia, incluso antes de que desarrollen cualquier infección. En algunos casos esto se puede hacer en el momento del nacimiento. Un alergista/inmunólogo podrá aconsejar a los pacientes sobre el riesgo que corren otros miembros de la familia de ser portadores o de estar afectados por una inmunodeficiencia. Otros pacientes pueden tener inmunodeficiencias que se pueden reconocer antes del desarrollo de infecciones debido a la presencia de otras anomalías, como deformaciones congénitas. Es importante reconocer estas situaciones ya que las infecciones y sus complicaciones se pueden prevenir mediante un diagnóstico oportuno y la rápida implementación de medidas correctoras.


Cuándo se debe ver a un especialista en alergias y asma


La publicación Cómo el alergista/inmunólogo puede ayudar: pautas de consulta y referencia citando las pruebas de la AAAAI proporciona información para ayudar a los pacientes y a los profesionales del cuidado de la salud a determinar cuándo un paciente puede necesitar una consulta o un cuidado especializado del alergista/inmunólogo. Los pacientes deben ver a un alergista/inmunólogo si:

  • Tienen una rinosinusitis infecciosa crónica o recurrente.
  • Tienen una de las siguientes señales de aviso:
    • Ocho o más infecciones nuevas en un año.
    • Dos o más infecciones sinusales severas en un año.
    • Dos o más meses de tratamiento con antibióticos, con efecto escaso o nulo.
    • Dos o más neumonías en un año.
    • Un niño pequeño no aumenta de peso o crece normalmente.
    • Abscesos recurrentes en el interior de la piel o en órganos.
    • Infección fungosa persistente en la boca o en cualquier parte de la piel después de cumplir el año de nacido.
    • Necesidad de antibióticos por vía intravenosa para eliminar las infecciones.
    • Dos o más infecciones de origen interno.
    • Antecedentes familiares de inmunodeficiencia.

Su alergista/inmunólogo puede darle más información sobre infecciones recurrentes, inmunodeficiencia y tratamientos.

 

 


 
       

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